Uno de los más comunes en la vida moderna es la luz y el sonido provenientes de dispositivos electrónicos, como la televisión. Si tu pareja ve la tele mientras intentas dormir, la luminosidad y el ruido pueden alterar la producción de melatonina, hormona que regula el sueño, dificultando tu capacidad para conciliarlo.
Por otro lado, tener una mascota en la cama puede ser reconfortante para algunos, pero también puede ser fuente de interrupciones, ya que el movimiento o los sonidos del animal pueden despertarte o mantenerte alerta.
Otros estímulos como la luz de la calle, ruidos del exterior, o incluso factores internos como el estrés o preocupaciones, pueden actuar como agentes distractores que interfieren en la calidad y continuidad del sueño.
Es esencial identificar y minimizar estos estímulos para garantizar un descanso adecuado y reparador.